03/01/13 (España) El aumento de los robos en las áreas de servicio de las autopistas y en los grandes estacionamientos ha obligado a los profesionales del volante a reforzar las medidas de seguridad.
Un camionero es lo más parecido a un caracol, porque puede decirse que va todo el día con la casa a cuestas. Sus poderosos vehículos son su lugar de trabajo y su vivienda durante los largos trayectos.
Pero el aumento de los robos en las áreas de servicio de las autopistas y en los aparcamientos de pasos fronterizos como La Jonquera (Alt Empordà) en los últimos dos años, les ha obligado a adoptar medidas de seguridad para protegerse de los cacos. Se han convertido en conductores blindados, que más que a un lento molusco ahora se asemejan a una tortuga acorazada.
«Cuando veas una raya como esta en la lona de un camión puedes estar seguro de que ha sido inspeccionado por los teloneros» (ladrones que rajan las lonas de los camiones), explica Luis Manuel Santos mientras muestra una cicatriz curvada en uno de los laterales del vehículo. En la última ocasión no le robaron, porque seguramente la carga que llevaba no les pareció atractiva, pero hace un par de años le quitaron cuatro palets con radiadores eléctricos. «Estaba en la cabina durmiendo, en el área del Montseny de la AP-7, y no me enteré de nada», recuerda. Aun así, el miedo se le metió en el cuerpo.
Cargas y cabinas
En las puertas de la cabina no tiene cerraduras que se puedan forzar y solo se abren con un mando a distancia, mientras que en los depósitos ha instalado una especie de filtro o colador que permite el repostaje de gasoil pero impide que se pueda meter una manguera para extraerlo. La mayoría de camioneros prefieren que les roben la carga a que les entren en las cabinas. «Al fin y al cabo las cargas están aseguradas, pero si se llevan tus tarjetas, el móvil, la cartera o el ordenador te dejan en pelotas», afirma Pedro José Balsalobre, que lleva ya 10 años al volante. Los conductores temen que los cacos se ceben con sus lonas, porque si las dañan mucho tienen que cambiarlas y cada lateral cuesta 600 euros. Otra de sus preocupaciones es el robo de combustible, ya que los camiones pueden llevar hasta 1.200 litros de gasoil en dos depósitos.
Fernando es un portugués que trabaja para una empresa de Murcia. Nunca pierde el camión de vista y si tiene que abandonarlo lo deja ante una cámara de seguridad de los aparcamientos. Las puertas de su cabina tienen cerraduras, pero se ha procurado unos cierres metálicos artesanales que le permiten bloquearlas desde dentro.
Muchos camioneros aseguran que los ladrones a veces inyectan gases narcotizantes en las cabinas para impedir que despierten, un extremo que los Mossos d'Esquadra consideran muy improbable y del que a veces se habla durante las reuniones que mantienen periódicamente con patronales del sector como Cetcat, que ve con «preocupación» la escalada de robos.
Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/camioneros-blindados-2283287
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